martes, 28 de junio de 2011

"Violencia en las escuelas"


La violencia -ya se sabe- es un componente cotidiano en la vida de las sociedades, y la Argentina no es, en ese sentido, lamentablemente, una excepción. De ese componente deletéreo no escapa ninguna zona de la realidad social, económica o cultural. Y no escapa tampoco el ámbito educativo, ya que la escuela no es una isla en el conjunto de la geografía moral de una nación.
Pero cuando la explosión de violencia que llega a las dependencias escolares incluye muertes, hay motivos para que la sociedad tome conciencia de que estamos ante una tendencia que sobrepasa los límites de la alteración habitual de los hechos.
Las causas están íntimamente ligadas a la realidad social en la que los niños y adolescentes se encuentran hoy insertos. Las limitaciones de muchas familias para cumplir su natural tarea de contención, la influencia nefasta de los mensajes que emiten algunos medios de comunicación, la falta o incapacidad de muchos adultos para poner límites efectivos al comportamiento de los niños o jóvenes y, por encima de todo, la ausencia de valores y referentes éticos en la práctica de la vida cotidiana figuran, sin duda alguna, entre las causas de estos hechos sombríos y deplorables.
El pésimo ejemplo que reciben los jóvenes cuando advierten que las acciones violentas no se castigan y que la impunidad en todos los niveles es la respuesta habitual de la sociedad frente al crimen o al delito contribuyen también a explicar la reiteración de los episodios que estamos señalando.
La pobreza extrema, la situación de muchos hogares en los que faltan alimentos, el alcoholismo e incluso la drogadicción son casi siempre identificadas como las causas principales de la violencia, pero en realidad deberían considerarse como factores que contribuyen a exacerbarla.
En el caso de las escuelas, es evidente que la pérdida de autoridad de los maestros y profesores y la ausencia de medidas disciplinarias o disuasorias -los clásicos premios y castigos- frente a los actos graves de indisciplina o de inconducta conforman un escenario propicio para que los actos de violencia se manifiesten y se reiteren.
Tampoco ayudan la falta de un auténtico compromiso de las autoridades con la educación, el crecimiento abusivo de una cultura mediática y "light" y la falta de estímulo a la conciencia de que los buenos resultados sólo se obtienen con esfuerzo y sacrificio.
Por otro lado, es necesario desterrar el absurdo prejuicio que identifica todo concepto de orden o de autoridad con el vicio de lo autoritario. Ello lleva en muchos casos a los adultos a no entender que su función, en la formación de los niños y jóvenes, consiste muchas veces en decir que no.
La problemática de la violencia escolar es un fenómeno que debe ser asumido de manera conjunta por gobiernos, autoridades educativas, docentes, padres de familia y los propios alumnos. Es menester redefinir y fortalecer los principios morales y volver a creer en la educación como el valor fundamental de la vida argentina, en un contexto de confianza en la importancia fundamental de la paz social, del culto al trabajo y de la plena vigencia de la libertad. (Publicado en el Diario "La Nación" del 9 de abril de 2008)
"No seas sabio en tu propia opinión; teme a Jehová y apártate del mal. No te niegues a hacer el bien a quien es debido, cuando tuvieres poder para hacerlo." Proverbios 3:7,27.

martes, 21 de junio de 2011

"El Aborto"


 "¿Qué dice la Biblia acerca del aborto?"

La Biblia nunca menciona específicamente el problema del aborto. Sin embargo, hay numerosas enseñanzas en la Escritura que hacen totalmente claro la visión de Dios sobre el aborto. Jeremías 1:5 nos dice que Dios nos conoce antes de formarnos en el vientre materno. El salmo 139:13-16 nos habla del papel activo de Dios en nuestra creación y formación en la matriz. Éxodo 21:22-25 prescribe el mismo castigo para alguien que cause la muerte de un bebé en el útero que para alguien que cometa un asesinato. Esto indica claramente que Dios considera a un bebé en la matriz del mismo modo que lo hace con un ser humano plenamente desarrollado como adulto. Para el cristiano, el aborto no es un asunto de elección de los derechos de la mujer. Es un asunto de la vida o la muerte de un ser humano hecho a la imagen de Dios. (Génesis 1:26-27; 9:6).
“¿Qué sucede en los casos de violación y/o incesto?” Tan horrendo como sería el quedar embarazada como resultado de una violación y/o incesto, ¿es el hacer asesinar a un bebé la respuesta? Dos errores no hacen un acierto. El niño que llega a ser el resultado de violación y/o incesto puede ser dado en adopción a una amorosa familia que no haya podido tener hijos propios – o el niño puede ser criado por su madre. Nuevamente, el bebé no debe ser castigado por los actos malvados de su padre.
“¿Y qué sucede cuando la vida de la madre está en riesgo?” Honestamente, esta es la pregunta más difícil de responder en el tema del aborto. Primero, recordemos que esta situación es la razón tras menos de una décima del uno por ciento de los abortos hechos en el mundo actual. Hay muchísimas más mujeres que tienen abortos porque no quieren “arruinar sus cuerpos”, o "no están preparadas para ser madres", que mujeres que tienen un aborto para salvar sus propias vidas. Esta pregunta solo puede ser decidida entre el esposo, la esposa y Dios. Cualquier pareja que enfrente está extremadamente difícil situación deberá orar al Señor por sabiduría (Santiago 1:5) para saber lo que Él quiere que hagan.
En el 99% de los abortos ejecutados en el mundo actual, la razón es “control natal retroactivo” Una mujer y/o su pareja deciden que no quieren al bebe que han concebido. Así que deciden terminar la vida de su hijo, en vez de enfrentarse con la responsabilidad. Esta es una maldad extrema. Aún en el 1% de las situaciones más difíciles, el aborto nunca debe ser la primera opción. La vida de un ser humano en la matriz vale cualquier esfuerzo que le permita llegar al término de su proceso de nacimiento.
Para aquellos responsables de un aborto – el pecado del aborto no es menos perdonable que cualquier otro pecado. A través de la fe en Jesucristo, cualquier y todos los pecados pueden ser perdonados (Juan 3:16; Romanos 8:1; Colosenses 1:14). Una mujer que ha tenido un aborto, o un hombre que ha animado al aborto, o aún un doctor que ha ejecutado uno – todos pueden ser perdonados por la fe en Cristo Jesús.
"Mi embrión vieron tus ojos, y en tu libro estaban escritas todas aquellas cosas que fueron luego formadas, sin faltar una de ellas" Salmos 139:16.

martes, 14 de junio de 2011

"Para ser un buen padre"


La educación de nuestros hijos es importante, pero más allá de eso, también queremos estar seguros de ser tan buenos padres como sea posible. Para ello, algunos consejos.
La presencia en nuestra infancia de un buen padre hace una diferencia fundamental. Cuándo el padre se comporta como debe, el niño se siente fuerte y protegido, tiene un pilar en el que apoyarse, en el que encuentra fuerza, apoyo y, también, disciplina y reglas de conducta. Ser un buen padre no es un trabajo con horas fijas, sino que es una vocación de vida a la que debemos aplicarnos con toda alegría, pese a que sepamos que bien puede ser que nunca nadie nos agradezca nuestros esfuerzos.
Por supuesto que, cuando veamos a nuestro hijo crecer como un joven adulto responsable y estable, tendremos nuestra recompensa.
Pero para ser buenos padres es necesario tener ciertas conductas que no son fáciles de seguir. Por ello, tenemos aquí algunos consejos que te pueden ayudar a conseguir que tu hijo tenga un gran padre.

Disciplina
Si bien es cierto que el buen padre ama a sus hijos por sobre todas las cosas, no es menos cierto que no por ello le permitirá hacer cualquier cosa.
El buen padre es también un buen disciplinador, que utiliza el amor para marcar conductas erróneas y castiga cuando debe. Sin embargo, lo hace usando la palabra y manteniendo la conducta correcta, dando el ejemplo, sin nunca usar la violencia física, de ninguna forma.
Además, no dará falsas recompensas por acciones que en realidad son parte de las obligaciones del niño. De esta forma enseñará lo que es la responsabilidad y que no se puede esperar una recompensa cada vez que uno hace algo que le corresponde hacer o que hace por ser una buena acción.
En este mismo ámbito, la responsabilidad de estudiar y prepararse para el futuro debe ser inculcada por el buen padre.

Permite los errores
El buen padre sabe que nadie es perfecto y que a los hijos se le debe permitir cometer errores, que estos mismos errores les ayudarán a crecer como personas y a desarrollarse con una mente y una vida propias.
Todos los errores que se pueden cometer, desde malgastar el dinero o tener problemas en el trabajo, son situaciones por las que debemos pasar, de las que aprendemos y que nos permiten desarrollarnos hasta el punto de ser parte de la sociedad.
El buen padre reconoce esto y, si bien no permitirá conductas erróneas repetidas a conciencia, aceptará que su hijo debe pasar por estas situaciones para poder llegar a convertirse en un adulto.

Aceptación
Un buen padre mantiene la mente abierta para aceptar que su hijo no es igual a él, y que los tiempos cambian y junto con ellos cambian las modas, la ropa, la música, los sueños y aspiraciones. Acepta esto y no trata de que su hijo sea igual a él o se atenga a un estándar de aceptabilidad nacido en su propia juventud y lo que era aceptado en ese momento.
En otras palabras, permite que sus hijos vivan en el aquí y ahora, no en un pasado idealizado.

Apreciación
Nunca un buen padre permitirá que sus hijos piense que tienen asegurado todo, siempre tratara de inculcar el valor de los objetos y de cuánto debemos apreciar lo que tenemos y lo difícil que es de conseguir. Les enseñará también el valor del dinero y cuánto hay que trabajar para ganarlo, para que aprendan a no desperdiciarlo y ano pensar que su padre es una máquina de hacer dinero.

Diferencia
Obviamente, un buen padre entiende que su hijo no es igual a él y que puede tomar decisiones distintas a las que él tomaría. Y entiende que estas decisiones no tienen que ser necesariamente erradas por ser diferentes.
Además, respeta las opiniones y valores de sus hijos, teniéndolos en cuenta siempre que es posible.

Compartir
El mayor placer de ser padre es pasar tiempo con los hijos, no solo para las actividades serias e importantes, sino también para divertirse juntos., ir al cine, jugar, pasear o ir al parque. De ninguna forma debemos privarnos de este placer que además es altamente beneficioso para el niño.
Por otro lado, un buen padre también está siempre disponible para hablar de cualquier tema que pueda preocupar a su hijo, de forma seria y tomándolo como el tema importante que sin duda es para él.
Y en cuanto a las obligaciones, también trata de hacerse un tiempo para ayudar con ellas, como por ejemplo con la tarea.

Ejemplo
Un buen padre guía más con el ejemplo que con las palabras o las órdenes. El viejo dicho “Haz lo que yo diga pero no lo que yo hago” no debe aplicarse de ninguna forma en esta situación. Se comportará exactamente de la forma que espera que se comporten sus hijos, ya sea cuando se relacionan con otro miembro de la familia o cuando actúan en sociedad. Por supuesto, esto incluye a los vicios como fumar o beber.
Y no se muestra avergonzado de sus sentimientos, demostrándolos siempre que puede, hacia su esposa y hacia sus hijos. No hay mejor forma de enseñar a ser afectuoso que siendo afectuoso uno mismo.

Leal
Además de leal, debe apoyar las opiniones de sus hijos y aceptarlas, aunque no coincida con las suyas. Debe ser leal a su esposa e hijos y, si bien puede desear que su hijo continúe en el negocio familiar, aceptar que él puede querer hacer otra cosa con su vida.
Debe defender a su familia públicamente, en cualquier momento que lo necesiten y cualquiera sea la razón. La disciplina es una cuestión privada y debe ser tratada en la privacidad del hogar, no enfrente de desconocidos.
Debe dar seguridad, para que sus hijos lo busquen en caso de tener algún tipo de problema.

Desafíos
También debe desafiar a sus hijos, para lograr que saquen lo mejor de sí mismos, darle pruebas que los ayuden a crecer como seres humanos y que viven en sociedad, permitiéndoles espacio para que enfrenten sus propios problemas y los resuelvan como mejor les parezca.
Y si de un negocio familiar se trata, les enseñará a sacar beneficios de él... pero sólo si ellos quieren realmente hacerse cargo de él.

Maestro
Enseña a sus hijos lecciones, siendo la primera fuente de conocimiento con la que un chico se encuentra en su vida. Les enseñará todas las actitudes correctas para una persona, en honestidad, corrección, etiqueta, buenos modales, honor, buena voluntad, solidaridad y gratitud.
Además, siempre se hace cargo de las situaciones erróneas que vea en sus hijos, en el momento en que las ve, sin esquivarlas o dejarlas para más adelante, por muy inseguro que esté de cómo enfrentar la situación, muy cansado por el trabajo o simplemente falto de ganas.

Protector
El buen padre es el protector de la familia en toda circunstancia en que esta sufra de algún peligro. Hará lo que sea por su familia, irá a todos lados por protegerla y enfrentará cualquier peligro por ella.
De esta forma, enseñará a sus hijos cuánto los quiere y cuánto vale realmente el sacrificio personal por las cosas que realmente importan en la vida.

Amor
Finalmente, siempre mostrará su amor incondicional por su esposa e hijos. Esta es su mayor cualidad. No importa lo que haga y cuánto pueda eso no gustarle a su hijo, éste debe saber que lo hace por su bien y porque realmente lo ama por sobre todas las cosas.

En conclusión, hay pocas cosas tan valiosas como un buen padre, por lo que debemos tratar de ser tan buenos como podamos.
Juan Carlos Esparza Márquez

"Instruye al niño en su camino, y aun cuando fuere viejo no se apartará de Él" Proverbios 22: 6.

lunes, 6 de junio de 2011

"El rol de los abuelos"


Los abuelos se relacionan de una forma distendida con los nietos, pues no recae sobre ellos la responsabilidad de tomar las decisiones. Siempre a mano para cuidar a los nietos cuando los padres no están, ponen a disposición, tanto de hijos como de nietos, su larga experiencia de vida.
Son un soporte invaluable para padres principiantes. Su rol es el de acompañar la crianza de los niños, pero siempre desde una postura secundaria, apoyando las decisiones de los padres, o en todo caso, prestando su experiencia cuando su consejo sea solicitado. La presencia de los padres es insustituible.
En situaciones extremas (muerte de los padres, violencia familiar, enfermedades crónicas, etc.) los abuelos pueden hacerse cargo de los nietos en forma permanente. Esta situación exige de los abuelos, esfuerzos que ya no están en condiciones de soportar.
También hay que recordar, que si bien, cuando la relación es temporaria, (en las horas que los padres trabajan), los vínculos con los nietos se dan de manera más fluida, pues no implican las responsabilidades del cuidado permanente, las que provocan estrés. Cabe recordar, que los abuelos se criaron en otro tiempo, y sus costumbres están más alejadas de los chicos que las de los padres.
Los abuelos también tienen necesidad de relacionarse con personas de su misma edad, compartir con ellos, realizar proyectos, y esto no pueden lograrlo, si deben dedicar su vida al cuidado de la familia, cosa que ya hicieron cuando fueron padres. También es cierto que los abuelos están aferrados a sus costumbres, las cuales distan mucho de las de los nietos, esto produce roces frecuentes cuando el contacto es permanente. Lo ideal entonces, es que los abuelos estén presentes para compartir vivencias, pero sin que eso se convierta en obligación para ninguna de las partes.
La mejor herencia que un abuelo puede dejar
Por María Irene De Cabo.
Voy a contarles la historia de vida de una persona nacida en Tres Arroyos, provincia de Buenos Aires. Lo que aquí relato lo supe hace poco tiempo, pero la historia data de los años 30. En aquel tiempo surcaba las calles de la ciudad, muy temprano de mañana, en su carro de caballo, el lechero Serafín. Padre de seis hijos. De madrugada desde las calles León y Dorrego iba al tambo a buscar la leche para repartir en sus tarros a los niños del pueblo y así poder ganar el sustento para alimentar a su familia.
Esto era lo que yo sabía de mi abuelo hasta hace unos años. En cierta ocasión, visitando un comercio de la ciudad de Mar del Plata donde solicité un crédito, la señora que me atendía manifestó conocer y recordar a mi abuelo con mucho afecto. También me habló de que conocía el trabajo que él hacía en Tres Arroyos y cuanto los había ayudado como familia. Ese incidente no hizo más que reafirmar la gran admiración que sentí siempre por mi abuelo, con quien tuve una relación muy estrecha que marcó mi vida e hizo que, aunque haya pasado tiempo desde su partida, no pueda olvidarlo. No obstante, pensé que aquello había sido un hecho aislado, uno más de los que a diario nos suceden. Pero un día, mi prima Graciela salió a buscar trabajo por las empresas marplatenses; al llegar a una de ellas y dar su nombre, apellido y lugar de origen, el gerente que llevaba a cabo la entrevista le preguntó:
-¿Es Ud. pariente de Don Serafín De Cabo?
Mi prima, tras sorprenderse por la pregunta, respondió:
-Sí, era mi abuelo.
Embargado por la emoción y con lagrimas en los ojos este hombre relató:
-Señora, mi madre quedó viuda muy joven y con varios hijos, todos muy pequeños, sin ninguna entrada de dinero, sin familia cercana y con nosotros expuestos a toda clase de necesidades. No puedo olvidar que todas las mañanas pasaba por mi casa muy temprano Don Serafín a dejarnos la leche sin esperar ninguna retribución a cambio y así, a mí y a mis hermanos nunca nos faltó ese vaso de leche que los niños necesitan para crecer. Por eso hoy le digo yo a usted que siempre habrá trabajo en mi empresa para una nieta de este noble lechero.
Quizás la historia que hoy relato no es la de un hombre encumbrado, pero sí es la de un hombre íntegro. Hoy, leyendo la Biblia, encontré en el libro de los proverbios lo siguiente:
.La herencia del bueno alcanzará a los hijos de sus hijos… Prov.13:22. Hoy se que recibí una herencia incalculable, que no voy a poder gastar en toda mi vida, pero que espero poder compartir con otros, así como lo hizo Serafín para que Tres Arroyos se pueda sentir orgulloso de haber tenido en sus calles a este humilde lechero con un corazón tan grande. GRACIAS ABUELO.