La humildad no es un concepto, es una conducta, un modo de
ser, un modo de vida. La humildad es una de las virtudes más nobles del
espíritu. Los seres que carecen de humildad, carecen de la base esencial para
un seguro progreso. Las más bellas cualidades sin humildad, representan lo
mismo que un cuerpo sin alma.
Revestíos de humildad hacia los demás, porque Dios resiste a los
soberbios y da gracia a los humildes - 1 Pedro 5:5. El sentido de humildad en la Biblia es uno de amar a otros, no siendo débil. “No hagan nada por egoísmo o vanidad, sino con humildad consideren a los demás como superiores a sí mismos” – Filipenses 2:3.
Jesús nos dio un buen ejemplo de la humildad en acción. A pesar de que
era humilde, también era fuerte.
Él, siendo en forma de Dios, no estimó el ser igual a Dios como cosa ha que
aferrarse, sino que se despojó a sí mismo, tomó la forma de siervo y se hizo
semejante a los hombres. Más aún, hallándose en la condición de hombre, se
humilló a sí mismo, haciéndose obediente hasta la muerte, y muerte de cruz – Filipenses
2:5-8.
Puedes desactivar los argumentos cuando eres humilde y no tienes que
ganar cada discusión.
Tú puedes manejar el tratamiento injusto pacíficamente cuando eres
humilde y puedes responder al tratamiento injusto sin ser vencido por la
amargura.
Cuando eres humilde, puedes responder y aprender de las críticas sin una
actitud defensiva, si es merecido o no. Del mismo modo, tú puedes ser
consciente de tus fracasos sin ser emocionalmente devastado.
Tú puedes pedir perdón cuando eres humilde.
Tu puedes hablar con cortesía y con amor, independientemente de la
situación, incluso si tienes que ser firme o tomar acciones fuertes.
Cuando entendemos y ponemos en práctica lo que la Biblia dice sobre Dios
y la humildad podemos vivir pacíficamente y humildemente en la vista de Dios y
nuestros prójimos.
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